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Lo que extraño, lo que agradezco y lo que espero.

  • cruzandofronterasc
  • 17 jul
  • 2 Min. de lectura

Este es un relato personal en el que solo quiero compartir una parte de mi historia.


Me gradué en Venezuela en el año 2013. Para ese momento, la crisis económica y política ya estaba marcando fuertemente el rumbo del país, y fue entonces cuando tomé una decisión que venía considerando incluso antes de terminar mis estudios: emigrar.


Cuando recién llegué a Chile, la pregunta que más me hacían era: “¿Y por qué Chile?” Supongo que muchos esperaban una respuesta cargada de entusiasmo, como si siempre hubiese soñado con vivir allí. Pero la verdad es que, después de intentar irme a otro país (que no mencionaré), mi presupuesto y los consejos que habia recibido me dirigieron a Chile. En ese momento no sabía mucho del país, curiosamente no estaba entre mis primeras opciones pero lo veía como uno de los más estables y desarrollados de Latinoamérica, sinceramente era demasiado TOP y aun considero que es el mejor pais de Latinoamérica para vivir (dejando fuera la crisis migratoria que esta enfrentando, este tema será para desarrollar en otro post).

Santuario de la naturaleza El Arrayán - Lo Barnechea - Región Metropolitana, Chile.
Santuario de la naturaleza El Arrayán - Lo Barnechea - Región Metropolitana, Chile.

Obviamente extraño Venezuela. Uno no deja de llorar por su tierra, por lo que dejó, por lo que no pudo vivir allí. A Venezuela le agradezco haberme visto nacer y formarme como profesional, pero a Chile le agradezco verme crecer. Chile me vio convertirme en un adulto responsable. Fue testigo de mis primeros logros reales como adulta, de mis primeras luchas por salir adelante lejos de casa. Chile vio nacer a mis hijos, y hoy ellos, con orgullo, dicen ser chilenos, aunque sus padres sean venezolanos, aunque le ofrezcamos arepa ellos siguen prefieriendo la marraqueta jajaja. Y sí, ellos también extrañan su casa, su colegio, sus amigos.


Con el paso de los años, aprendí a aceptar que Chile se había convertido en mi hogar, y que la vida, aunque a veces no se planifique tal como queremos, también sorprende con regalos inesperados. Entre esos regalos, está la gente hermosa que conocí allá. Algunos, incluso me recibieron con los brazos abiertos sin conocerme. A ellos les debo tanto, lamento no ser famosa y enviarles mis saludos desde la TV como me pidieron hace años jajaja.

Vista desde una ventana en la calle Catedral - Santiago centro.
Vista desde una ventana en la calle Catedral - Santiago centro.

Ahora, desde Brasil, no tengo grandes exigencias ni expectativas. De aquí espero aprender, crecer un poco más, disfrutar y agradecer. Siento que el futuro no es algo que simplemente ocurre, sino que se construye poco a poco, con nuestras decisiones diarias. No sabemos cuánto tiempo estaremos aquí, ni si regresaremos a Chile de forma definitiva. Pero donde sea que estemos, me gustaría que vivamos siempre agradecidos.



Si te sentiste identificado o tienes preguntas sobre este proceso, ¡te leo en los comentarios! Me encantaría conocer tu historia también.

 
 
 

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