3 choques culturales que viví en Florianópolis
- cruzandofronterasc
- 21 jul
- 4 Min. de lectura
Para nadie es un secreto que al viajar siempre encontramos cositas que nos dejan soprendidos de la cultura donde llegamos, pero hay unos detalles que no alcanzamos a ver hasta no vivirlos. Más allá de los paisajes y el clima, hay detalles que al principio te dejan en shock. Hoy quiero contarte 3 cosas que me generaron un choque cultural viviendo en Brasil (específicamente en Santa Catarina, como será en resto del pais..? pues te contaré cuando los viva! 😉), cosas que jamás imaginé y que aún hoy me siguen sorprendiendo.
1. La manera en la que conducen y transitan en esta ciudad.
La primera impresión que tuve al salir a la calle fue: “¡Aquí la gente maneja de forma muy arriesgada!” En las autopistas, aunque vayas a una velocidad adecuada, los autos se te pegan tanto que el más mínimo freno podría causar un accidente. Literalmente, no hay espacio para reaccionar.
Además, es muy común que no respeten el disco Pare, ni el Ceda el paso y mucho menos el paso peatonal. No puedo decir que esto pase en todo Brasil, pero por lo menos aquí en Florianópolis, es bastante habitual sentirte presionado por los otros conductores.

Peeeeero, no todo es malo. Hay algo que realmente me impresionó y fue para bien: cuando colocas la luz de cruce para cambiarte de pista o doblar… ¡los autos se detienen para darte paso! Después de manejar en Santiago (Chile), donde aprendí a decir “NO” con el auto para que ni me adelantaran jajaja, ver esta actitud fue algo muy distinto y positivo, claro no quiere decir que en otras regiones de Chile se maneje a la defensiva, por lo general en el interior del pais la gente es mas relajada que en la capital.
Ahora, si hablamos de PEATONES, aquí la cosa cambia: NO TIENEN PRIORIDAD. No esperes que los autos se detengan solo porque pusiste un pie en el rayado. Primero asegúrate de que el conductor te vio, y solo si frena, entonces cruzas.
Y con los CICLISTAS… bueno, como hay pocas ciclovías, suelen ir por la vía vehicular, y no es raro verlos manejando en SENTIDO CONTRARIO. Lo mismo con algunos peatones, sobre todo en zonas más populares: caminan por la calle como si fueran dueños del barrio. Si vas conduciendo en una zona residencial de clase media-baja, necesitas tener todos los sentidos activados.
2. Las mezclas de comida (que todavía no supero)
La comida brasileña es muy rica, pero también tiene combinaciones que, honestamente, me dejaron con cara de: “¿Esto es en serio?”
Por ejemplo: banana con arroz y feijão (porotos - caraotas). No lo sé, Rick... puede que sea nutritivo, pero la mezcla de dulce con salado así, en pleno plato principal, fue difícil de asimilar.
Otra que me sorprendió fue cómo aquí comen la palta (aguacate): con azúcar, y a veces incluso con leche condensada. En Venezuela y en Chile estamos acostumbrados a lo salado, así que este uso me pareció totalmente inesperado.

Y si hablamos del hot dog o completo (aquí llamado cachorro quente), me llevé otra sorpresa. Uno espera una salchicha entera dentro del pan, ¿verdad? Pues no. Aquí te sirven un pan relleno con pedacitos de salchicha guisada. ¡Como una especie de guiso dentro del pan! No digo que sea malo, mas bien me gustó bastante, pero sí fue muy distinto a lo que estaba acostumbrada.
3. El padrino laboral
Otra cosa que jamás había visto (ni en Venezuela, ni en Chile), fue que al comenzar un nuevo trabajo te asignan un "padrino" o madrina laboral.
Esto me pareció extrañísimo al principio, pero luego entendí que tiene mucho sentido. Ese padrino suele ser un compañero de tu mismo perfil o un superior, que tiene la misión de capacitarte y acompañarte durante tu primer mes.
En mi caso, tuve la suerte de tener un padrino muy paciente. El pobre interrumpía su trabajo cada vez que yo tenía dudas (¡y eran muchas!), y yo pasaba gran parte del tiempo pegada a su lado, viendo lo que hacía y aprendiendo con él.
Lo más curioso es que no reciben ningún beneficio económico por hacerlo. Es parte de la cultura organizacional. Y para cerrar el ciclo, ¡al final ellos te evalúan a ti y tú los evalúas a ellos!
Me parece una técnica muy buena para romper el hielo, crear vínculos dentro del equipo y facilitar el proceso de adaptación. Todos sabemos lo difíciles que son los primeros días de trabajo, y este acompañamiento marca la diferencia. Eso sí, no todos corren con la misma suerte. Vi casos en que los padrinos no estaban “ni ahí”, y eso claramente hizo que los nuevos sufrieran más el proceso.
Cada país tiene su cultura, y parte del proceso de migrar es adaptarse, reírse un poco de las diferencias y aprender a valorarlas, sin caer en menosprecios. Porque aunque a veces el cambio es duro, también es enriquecedor.
💬 ¿Te ha pasado algo parecido? Déjame en los comentarios cuál fue tu choque cultural más fuerte al llegar a un nuevo país. Si te gustó este relato, te invito a seguir explorando más experiencias reales de vida en Brasil en esta página.
⚠️ Nota importante:
Este contenido refleja mi experiencia personal y no sustituye la información oficial ni legal. Si estás considerando mudarte, consulta siempre las páginas oficiales de la Policía Federal de Brasil y otras entidades correspondientes. Este blog está en constante actualización para brindarte contenido real y útil.